Diabo - Información, expertos y preguntas frecuentes

Uso de Diabo

Inhibidor de la anhidrasa carbónica.

Indicaciones

DIABO está indicado en el tratamiento coadyuvante de edema, debido a insuficiencia cardíaca congestiva o inducido por drogas; epilepsia, especialmente en el petit mal en niños; y en otros tipos de convulsiones como grand mal, patrones convulsivos mixtos y patrones de sacudidas mioclónicas, tanto en niños como en adultos; glaucoma, de ángulo abierto simple crónico, secundario, y como medicación preoperatoria en el glaucoma de ángulo estrecho cuando se debe retrasar la cirugía para disminuir la presión intraocular. DIABO está indicado, además, en la prevención o atenuación de los síntomas asociados con la enfermedad aguda de montaña, en alpinistas que intentan un rápido ascenso, y en aquellas personas muy susceptibles a padecer la enfermedad aguda de montaña, a pesar de que el ascenso se produzca de manera gradual.

Precauciones especiales

Dosificación

La posología recomendada para el glaucoma y epilepsia difiere considerablemente de la recomendada en la insuficiencia cardíaca congestiva y el edema inducido por fármacos. El efecto farmacológico en el glaucoma y la epilepsia no depende de la inhibición de la anhidrasa carbónica en el riñón; la cual requiere una dosificación intermitente si se desea recuperar el efecto inhibitorio de la acetazolamida. Glaucoma adultos: DIABO se emplea como tratamiento coadyuvante de la terapia usual para esta patología. Glaucoma simple crónico (ángulo abierto): la dosis empleada es de 250mg a 1g de acetazolamida por día, generalmente en dosis divididas de 250mg cada 6 horas. Las dosis superiores a 1g generalmente no producen un mayor efecto. La posología deberá ajustarse individualmente tomando en consideración la sintomatología y la presión ocular. Se aconseja control médico continuo. Glaucoma secundario y tratamiento prequirúrgico del glaucoma congestivo agudo (ángulo cerrado): la posología recomendada es de 250mg de acetazolamida cada 4 horas. Algunos pacientes respondieron a 250mg dos veces por día en tratamientos de corta duración. En algunos casos agudos, según la situación individual, podrá resultar más beneficioso administrar una dosis inicial de 500mg, seguida por dosis de 125 o 250mg cada 4 horas. Se complementa el efecto terapéutico de la acetazolamida con mióticos o midriáticos, según lo demande el caso. Epilepsia: niños: la dosis inicial sugerida es de 8 a 30mg/kg de acetazolamida por día, en dosis divididas, no sobrepasando los 750mg/día. Adultos: si bien algunos pacientes responden a una dosis más baja; el rango posológico total óptimo parece ser de 250 a 1.000mg/día. Algunos investigadores opinan que con dosis superiores a 1g no se obtienen mejores resultados que con la dosis de 1g. El reemplazo de otras medicaciones por acetazolamida deberá ser gradual y ajustarse a la práctica habitual en el tratamiento de la epilepsia. Edema debido a insuficiencia cardíaca congestiva o inducido por drogas: la dosis inicial es de 250 a 375mg (5mg/kg) de acetazolamida una vez al día por las mañanas. Si después de una respuesta diurética inicial el paciente continúa con un ritmo diurético adecuado, la dosis no deberá ser aumentada sino salteada por un día para permitir la recuperación del riñón. Los mejores resultados del tratamiento con acetazolamida se obtienen cuando se administra durante dos días consecutivos para luego descansar un día y posteriormente reiniciar, siguiendo la misma metodología. La falla en el tratamiento se puede deber a la sobredosificación o a la administración demasiado frecuente. El empleo de acetazolamida no elimina la necesidad de otros tratamientos concomitantes. Enfermedad aguda de la altura: la dosis es de 500 a 1.000mg de acetazolamida por día, en dosis divididas. En los casos de ascensión rápida, tales como las exigidas en operaciones militares o de rescate, se recomienda la dosis más alta de 1.000mg. Es preferible iniciar la administración 24 a 48 horas antes del ascenso y continuar durante 48 horas mientras se esté a gran altitud, o por más tiempo según sea necesario para controlar los síntomas. Empleo en geriatría: (ver Precauciones). Empleo en pacientes con disfunción renal: la acetazolamida está contraindicada en pacientes con índice de filtración glomerular (IFG) < 10 ml/min (ver Contraindicaciones). En pacientes con disfunción renal moderada a severa, se deberá reducir la dosis a la mitad o aumentar el intervalo de administración cada 12 horas.

Farmacología

Farmacodinamia: la acetazolamida es un potente inhibidor de la anhidrasa carbónica. La acetazolamida es una sulfonamida no bacteriostática que posee una estructura química y una actividad farmacológica diferente a la de las sulfonamidas bacteriostáticas. La acetazolamida es un inhibidor de la enzima que actúa específicamente sobre la anhidrasa carbónica, enzima que cataliza la reacción reversible que supone la hidratación del dióxido de carbono y la deshidratación del ácido carbónico. En el ojo esta acción inhibitoria de la acetazolamida disminuye la secreción de humor acuoso con la consiguiente disminución de la presión intraocular, reacción necesaria en el glaucoma y en ciertas condiciones no glaucomatosas. Las evidencias indican que la acetazolamida tiene utilidad como tratamiento coadyuvante de ciertas disfunciones del sistema nervioso central; por ejemplo, en la epilepsia, la inhibición de la anhidrasa carbónica en el sistema nervioso central parece retardar la anormal, paroxística y excesiva descarga de la neuronas del sistema nervioso central. El efecto diurético de la acetazolamida se debe a una reacción reversible que involucra el agregado de agua al dióxido de carbono y la deshidratación del ácido carbónico. El resultado de la pérdida renal del ión HCO3 el cual arrastra sodio, agua y potasio, es la alcalinización de la orina y el aumento de la diuresis. La alteración en el metabolismo amoniacal ocurre debido al incremento de la reabsorción de amonio por los túbulos renales como resultado de la alcalinización urinaria. No se sabe aún claramente si el efecto beneficioso de la acetazolamida observado en la epilepsia se debe a una inhibición directa de la anhidrasa carbónica en el sistema nervioso central o si es debido a la leve acidosis producida por dosis divididas. Los mejores resultados se han visto en petit mal en niños en combinación con otros anticonvulsivantes. Sin embargo, se han obtenido buenos resultados en pacientes, tanto en niños como adultos, con otros tipos de estados convulsivos como el grand mal o en mioclonía. Farmacocinética: la acetazolamida se absorbe rápidamente en el tracto gastrointestinal, produciéndose por vía oral concentraciones plasmáticas pico a las 2 horas posadministración. Su vida media oscila entre las 3 y las 6 horas. Posee una alta unión a las proteínas y alta afinidad a la anhidrasa carbónica, presentando altas concentraciones en tejidos que contengan dicha enzima, particularmente en glóbulos rojos y corteza renal. Se excreta sin modificaciones en orina y se ha detectado en la leche materna.

Contraindicaciones

Hipersensibilidad al principio activo o a alguno de los componentes del producto. Dado que la acetazolamida es un derivado de la sulfonamida, existe la posibilidad de sensibilidad cruzada entre la acetazolamida, las sulfonamidas y otros derivados de la sulfonamida. Acidosis hiperclorémica. Hipopotasemia. Hiponatremia. Insuficiencia suprarrenal. Disfunción renal, IFG < 10 ml/min. Enfermedad o disfunción hepática, incluyendo cirrosis (debido al riesgo de encefalopatía hepática). La acetazolamida disminuye el clearance de amoníaco. El tratamiento prolongado está contraindicado en pacientes con glaucoma crónico no congestivo de ángulo cerrado (el tratamiento puede permitir el cierre orgánico del ángulo mientras la disminución de la presión intraocular enmascara la agudización del glaucoma).

Advertencias

Se han producido casos fatales debido a reacciones severas a las sulfonamidas y a sus derivados, incluyendo la acetazolamida, tales como el síndrome de Stevens-Johnson y necrólisis epidérmica tóxica, necrosis fulminante, agranulocitosis, anemia aplásica y otras discrasias sanguíneas y anafilaxia. Se han comunicado reacciones de hipersensibilidad serias y en ocasiones fatales (anafilácticas/anafilactoideas - incluso shock) en pacientes tratados con acetazolamida. Podrá haber recurrencia de las reacciones de hipersensibilidad si se vuelve a administrar una sulfonamida o un derivado de la sulfonamida, independientemente de la vía de administración. Si se observaran reacciones de hipersensibilidad u otras reacciones serias, se deberán interrumpir la administración de acetazolamida. Se debe tener precaución en los pacientes que reciben simultáneamente altas dosis de aspirina y acetazolamida, por cuanto pueden experimentar anorexia, taquipnea, letargo, coma y aún la muerte. Este producto produce doping deportivo (Ley 24.819).

Interacciones

Antagonistas del ácido fólico: la acetazolamida puede potenciar efectos de otros antagonistas del ácido fólico. Agentes hipoglucemiantes: en pacientes tratados con acetazolamida se han descripto aumentos o disminuciones de la glucemia. Esto deberá tenerse en cuenta en pacientes tratados con agentes hipoglucemiantes. Anfetaminas: al aumentar el pH de la orina, la acetazolamida reduce la excreción urinaria de las anfetaminas, pudiendo así intensificar la magnitud y la duración del efecto de las anfetaminas. Quinidina: al aumentar el pH de la orina, la acetazolamida reduce la excreción urinaria de la quinidina y en consecuencia, puede intensificar el efecto de esta última. Compuestos con metenamina: al aumentar la alcalinización urinaria, la acetazolamida, puede impedir el efecto antiséptico urinario de los compuestos que contienen metenamina. Litio: la acetazolamida aumenta la excreción del litio debido a alteraciones en la reabsorción del litio en el túbulo proximal. Por lo tanto, el efecto terapéutico del carbonato de litio puede disminuir. Salicilatos: se recomienda precaución en pacientes tratados con ácido acetilsalicílico y acetazolamida en forma concomitante, ya que se han informado casos de toxicidad severa. Se ha registrado acidosis metabólica severa en pacientes con función renal normal durante el tratamiento con acetazolamida y salicilatos. Los estudios farmacocinéticos llevados a cabo revelaron que la unión a las proteínas plasmáticas y el clearance renal de la acetazolamida se vieron significativamente reducidos durante el tratamiento crónico con salicilatos. La acidosis sistémica producida por la acetazolamida puede aumentar la penetración tisular de los salicilatos, elevando el riesgo de su toxicidad. Fenitoína: cuando se administran en forma concomitante, la acetazolamida modifica el metabolismo de la fenitoína aumentando sus niveles séricos. La acetazolamida puede aumentar o precipitar la aparición de osteomalacia en algunos pacientes que reciben tratamiento crónico con fenitoína. Se recomienda precaución cuando se adminsitre tratamiento concomitante a estos pacientes. Primidona: al disminuir la absorción gastrointestinal de la primidona, la acetazolamida puede reducir las concentraciones séricas de la primidona y sus metabolitos, con la consecuente posible disminución del efecto anticonvulsivante. Se recomienda precaución al iniciar, interrumpir o cambiar la dosis de acetozolamida en pacientes que reciben primidona. Bicarbonato de sodio: el empleo concomitante de bicarbonato de sodio y acetazolamida aumenta el riesgo de formación de cálculos renales. Inhibidores de la anhidrasa carbónica: debido a los posibles efectos aditivos con otros inhibidores de la anhidrasa carbónica, no se aconseja su administración concomitante. Ciclosporina: cuando se administran en forma concomitante, la acetazolamida puede elevar la concentración sanguínea de la ciclosporina. Se recomienda precaución cuando se administra acetazolamida en pacientes que reciben ciclosporina. Glucósidos cardíacos: antihipertensivos: pueden requerirse ajustes de la dosis cuando la acetazolamida es administrada con glucósidos cardíacos o agentes antihipertensivos. Carbamazepina: hay informes aislados de incrementos de los niveles de carbamazepina en suero con la administración concurrente de acetazolamida. Interferencia con los análisis de laboratorio y otras pruebas diagnósticas: las sulfonamidas pueden arrojar resultados falsos negativos o valores disminuidos en las pruebas de la fenolsulfonftaleína urinaria y eliminación del fenol rojo, de las proteínas urinarias, nitrógeno sérico no proteico y del ácido úrico sérico. La acetazolamida puede aumentar el nivel de cristales en la orina. La acetazolamida interfiere con el método de cromatografía líquida de alta presión para la teofilina. Su interferencia con esta prueba depende del solvente empleado para la extracción; la acetazolamida puede no interferir con otros métodos de ensayo de la teofilina. Efectos sobre las actividades que requieren concentración y buen desempeño: algunas reacciones adversas a la acetazolamida, tales como somnolencia, fatiga y miopía, pueden alterar la capacidad para conducir u operar maquinarias.

Efectos adversos y efectos secundarios

Aparatos y sistemas: generales: frecuencia no determinada: cefalea, malestar general, fatiga, dolor en el sitio de la inyección, fiebre, rubor, retardo del crecimiento en los niños, parálisis fláccida, reacciones anafilácticas/anafilactoideas, incluso shock y casos fatales. Aparato gastrointestinal: frecuencia no determinada: náuseas, vómitos y diarrea. Sistema hemolinfático: frecuencia no determinada: discrasias sanguíneas, tales como anemia aplásica, agranulocitosis, leucopenia, trombocitopenia y púrpura trombocitopénica. Aparato metabólico/nutricional: frecuencia no determinada: acidosis metabólica y desequilibrio electrolítico, incluyendo hipopotasemia, hiponatremia, osteomalacia con el tratamiento prolongado con fenitoína, pérdida del apetito, alteración del gusto, hiperglucemia/hipoglucemia. Sistema nervioso: frecuencia no determinada: somnolencia, parestesias (con entumecimiento y hormigueo en extremidades y rostro), depresión, excitación, ataxia, confusión, convulsiones, mareos. Sistema hepato-biliar: frecuencia no determinada: anormalidades de la función hepática, ictericia colestásica, insuficiencia hepática. Piel y anexos: frecuencia no determinada: reacciones cutáneas alérgicas incluyendo urticaria, fotosensibilidad, síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica. Organos de los sentidos: frecuencia no determinada: trastornos auditivos, pérdida auditiva, sordera, tinnitus, miopía. Aparato genitourinario: frecuencia no determinada: cristaluria, mayor riesgo de nefrolitiasis con el tratamiento prolongado, hematuria, glucosuria, insuficiencia renal.

Preguntas sobre Diabo

Nuestros expertos han respondido 11 preguntas sobre Diabo

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